martes, 8 de noviembre de 2016

REFORZANDO ACTITUDES


Cada alumno es absolutamente diferente y debemos tratarlo como un ser único y especial.

En las aulas nos encontramos a menudo con muchos pequeños que tienen conductas disruptivas que no sólo interfieren en el ritmo de clase, sino que también lo hacen respecto a sí mismos, es decir, su ritmo se ve claramente alterado por ellos mismos.

Son alumnos iguales al resto, sólo que "dan mal" y por eso, algunas veces los maestros caemos en la desesperación y ya no sabemos que hacer con ellos.

Soy de las que creen que en el campo educativo debemos enseñar y corregir,  que los refuerzos siempre son necesarios en el aula y que funcionan mejor que los castigos (aunque los castigos sean positivos).

Estos refuerzos positivos a veces necesitan ser prolongados en el tiempo, los niños necesitan metas a cumplir a corto plazo, pero deben aprender con ello que las malas acciones tienen consecuencias que no nos agradan,  igual que las buenas tienen consecuencias que nos gustan o pueden gustarnos.

Aquí os dejo un ejemplo de tabla de registro de conductas adecuada a los niños, donde los iconos y el color nos ayudan a que sea atractivo para ellos. 

La tabla  es de diseño muy sencillo, y los items podrían cambiarse o ampliarse a medida que se consigan objetivos. Es tan sencilla porque ha sido pensada para un alumno de 4 años que es incapaz de estar tranquilo un día y portarse bien, siendo su comportamiento una llamada de atención constante hacia el adulto (maestra) para ser centro de la clase y sentirse importante.


Las caritas sonrientes serán  gomets para que el propio alumno al que va dirigida la tabla de economía de fichas pueda colocarlas por sí mismo de manera autónoma en cada casilla diariamente (previo análisis del día y decisión tomada de manera dialogada sobre si se merece carita sonriente o triste).


Antes de comenzar el proceso debemos llegar a un acuerdo dialogado donde pondremos que meta queremos conseguir cada semana y que premio (refuerzo positivo) conseguiremos según el número total de caritas sonrientes que tengamos o que castigo (positivo) según el número de caritas tristes que acumule. 

Considero conveniente que el niño sea partícipe de esta decisión y no sea algo impuesto por el adulto/maestra. Hablar con los niños es algo que nos cuesta y a lo que no estamos habituados, pero si no dialogamos con ellos y les hacemos ver qué ha pasado, les preguntamos por qué han hecho las cosas así, conversamos sobre que piensa de eso ( si está bien o mal)... ellos nunca podrán aprender y rectificar. Dicho de otro modo. Si los niños sólo aprenden que si rompen algo intencionadamente les castigamos en el "rincón de pensar" y no vamos a pensar un ratito con ellos, volverán a  repetir la conducta y sabrán que tendrá como consecuencia ir al rincón; en cambio si hablamos con ellos y les explicamos que no está bien romper cosas, si les preguntamos porqué lo han hecho y nos interesamos por su opinión quizás, solo quizás avancemos un paso más rápido la enseñanza de que no se rompen las cosas y nos evitemos más de un objeto roto y más de un paseo al "rincón de pensar".

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. (B. Franklin)

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