lunes, 31 de enero de 2011

¡Qué aproveche!

Si yo digo las palabras papel contínuo blanco, plastilina, rotuladores, ceras, lanas, papel de seda, papel charol, tijeras... a muchos os parecerá una lista sin más y algunos ireis más allá diciendo que es una lista de material fungible.

Con este libro comenzó
 el proyecto de alimentación
Pues bien, eso es, ni más ni menos, una lista. Una lista con la que empecé a trabajar el jueves pasado.

Hace varios post comenté que había empezado un proyecto de alimentación partiendo de un libro de recetas de cocinas del mundo, del cual os presento aquí la portada. 

Se puede trabajar la alimentación de mil maneras en el aula, sobre todo en infantil, donde muchas veces el juego nos lleva a lugares insospechados en cuestión de segundos.

La verdad es que la actividad que he realizado esta semana no es todo mérito mio, tiene mucho que ver el curso que he realizado con la PAI sobre la creatividad en talleres de salud. Si alguna vez tenéis oportunidad de hacer algún taller con ellos o participar en algo que organicen, hacerlo, son geniales, merece muchísimo la pena, TODOS tendríamos que hacer un curso de creatividad con la PAI porque todos podemos ser creativos, nada está inventado del todo, pero lo malo es que no siempre nos lo creemos, muchas veces el miedo nos impide arriesgar en el aula y nos quedamos escondidos detrás del método, de la ficha y del programa establecido.

Materiales fungibles ;)
La mesa en blanco nos esperaba
al fondo de la clase.
En ese curso nos han dado recursos, medios y sobre todo ideas, cientos, miles, millones de ideas para luego ir poco a poco desgranando y llevando a nuestro terreno, cada una al suyo, a nuestro espacio, al aula.

Trabajando la lluvia de ideas por todos conocida salió el ítem "2 kilos de naranjas" para trabajar la pirámide nutricional. Nadie en toda su vida es capaz de imaginarse la de cosas que surgieron con los 2 kilos de naranjas, bueno, salieron hasta mocos verdes (por aquello de trabajar los colores con los de tres años... supongo...).



Por algún sitio hay que empezar y un
círculo es una apuesta segura.
El caso es que todo eso me hizo pensar y al día siguiente lo tenía claro. Forrando 2 mesas con papel continuo blanco creé un mantel gigante, puse un cartel con al palabra RESTAURANTE escrita en él y en otra mesa a parte dejé todo el material fungible que encontré. Entre la plastilina había ya algunas frutas que habíamos creado otro día, pero como al fin y al cabo eran plastilina, yo ahí las puse, no las destrocé, las dejé tal cual, a ver que hacían luego los alumnos...

La sorpresa fue tremenda, al entrar en clase ellos se esperaban la rutina de costumbre y eso es precisamente lo que les descuadró y a la vez les emocionó. Los chavales al principio estaban cortados, no sabían que hacer, si tocar, si no tocar, ¿Pero esto qué es seño?, ¿Qué hacemos?...

La única consigna fue crear una mesa con comida para todos, que tuviera de todo lo que llevamos trabajando ya tres semanas, podían hacer cualquier cosa, TODO VALE  les dije, tenemos que hacer una bonita mesa llena de comida.

Los detalles de última hora
son los más importantes
Dicho y hecho. Una ensalada, un plato de salchichas, la hamburguesa, una pizza de chorizo y jamón york, lentejas con bacon, tarta de cumpleaños con velicas y todo, arroz con tomate donde el tomate no era sino un trozo de papel de seda rojo, un huevo frito dibujado... espaguetis de dos colores... ¿No os entra hambre solo de verlo? ¡Qué buena pinta tenía todo!, pusieron hasta ketchup en la hamburguesa (un trozo de lana roja puede ser mil cosas).

Poco a poco la mesa fue tomando forma, la ensalada tenía una pinta exquisita, si tenía hasta olivillas verdes y negras (por algo estamos en Bajo Aragón, la tierra tiene que notarse), tenía tomates de "bolica"... y el aliño como no sabían como hacerlo le tiraron por encima un trozo de lana que hacía los efectos del vinagre y el aceite.

La mesa estaba impecable





Todo estaba ya casi perfecto, los detalles de último momento dominaban el aula, todos con sus gorros de cocineros estaban super orgullosos de la mesa tan genial y estupenda que habían conseguido llenar de un montón de cosas, había pizza, espaguetis de dos colores, servilletas, cubiertos, vasos, pasta, arroz, lentejas con jamón york, salchichas, una hamburguesa, una tarta de cumpleaños...  y lo más importante, una raya para apoyar los jarrones de flores ¡Qué se iban a caer!.

Y con todo ya preparado solo quedaba llamar a los mayores para explicarles nuestro trabajo, la importancia de la comida  e invitarles a pasar a nuestra clase a compartir nuestra comida. Eso sí, nadie se sienta a la mesa sin lavarse antes las manos, claro está.

Contenedores de reciclaje
Los compañeros de primaria escuchan atentos la explicación de todo y aplauden la actividad, porque les ha gustado y porque se lo han pasado pipa en el "Restaurante".


Al finalizar la actividad tocaba recoger, y nadie protesta, todos están muy contentos y orgullosos de lo que han hecho y ya solo queda dejar cada cosa en su sitio, incluida la basura, que para eso tenemos los contenedores de reciclaje en el aula. Nosotros aprendemos hábitos de vida saludable y queremos que la Tierra también tenga una vida saludable, aunque eso, ya es otra historia.

sábado, 29 de enero de 2011

Blanca nieve, blanco inverno, blanca paz.

Por fin hemos tenido una semana de frío de verdad, los gorros, bufandas y guantes de millones de colores se habían asomado tímidamente algunos días pero esta semana el recreo era como una pasarela de invierno.

El mural lo hicieron los alumnos de infantil, los personajes
los pintaron los alumnos mayores de primaria.
 Hace ya más de un mes que teníamos todo preparado, de hecho, estaba preparado desde justo después de Navidad, cuando el árbol, los renos y Papá Noel dejaron paso al muñeco de nieve y a Don pingüino en el pasillo del cole.

El mural es azul y para hacer los copos de nieve utilizamos nuestras manos manchadas con pintura de dedos blanca.

Todos los días hablamos del invierno en clase, que si hace frío, que si llueve, el viento, hoy tirito, el radiador quema... y la pregunta del millón: Seño, ¿y la nieve cuando caerá del cielo?...

Muñeco de nieve pintado por los alumnos.
Ese momento de silencio que se produce entre una pregunta complicada y una respuesta no preparada era una constante en el aula desde que volvimos de las vacaciones de navidad. La nieve, gran protagonista de la estación del año en la que nos encontramos no llegaba, y por más que mirásemos al cielo, nada de nada...

Como es normal, la impaciencia empezaba a hacer mella cada vez que repasábamos el panel del tiempo por las mañanas, y más cuando hace tan solo quince días las temperaturas hacían más justicia a una primavera improvisada que al invierno en sí.

Don Pingüino (también pintado por los alumnos)
Aunque no todas las actividades que hago tienen referencia al invierno, es innegable el peso que tiene esta dichosa estación del año en el día a día, y la verdad, es muy difícil explicarles a unos niños tan pequeños que pinten la nieve en una ficha, o que la nata es blanca igual que la nieve cuando no han visto nieve de verdad, o al menos no en lo que va de invierno.

Ayer celebramos el día de la Paz en el cole. Pusimos una bandera enorme colgada de los balcones del primer piso, pegamos en ella un lema y dos obras de Picasso entre ellas el Gernika pero le dimos color para que fuera alegre y reflejara Paz y no los horrores de la guerra que es lo que en realidad simboliza y cantamos una canción. Hasta ahí todo era normal y marchaba según lo previsto, pero... había una sorpresa que nadie se la esperaba. La Paz se suele simbolizar bajo el color blanco y la nieve es blanca... por lo tanto las maestras tramamos tirar nieve en spray desde lo alto del tobogán del recreo.

¿A qué no parece nieve de bote?
Quizás no es nieve de verdad, pero lo parece, y de todos modos el frío que ha hecho esta semana y las caras de los alumnos y alumnas dando botes en el recreo bien merecían esa nieve embotellada que les hizo sonreír, disfrutar todos juntos como verdaderos amigos y reflejar en sus caras el espíritu del día de la Paz

domingo, 16 de enero de 2011

Calcetines antideslizantes

Mañana tengo un curso de psicomotricidad práctica y estoy realmente emocionada por eso.
En este mundo en el que vivimos necesitamos renovarnos permanentemente, estar al tanto de cada minúscula novedad que aparece en nuestro campo de trabajo o estudio y por eso debemos formarnos día a día.
Aunque en la facultad me formé en este campo y luego realicé un postgrado en Madrid, la psicomotricidad es un campo tan joven y que esta en tan constante evolución que permanentemente tienes que renovarte; y tienes que renovarte tu, como maestro, como educador, como psicomotricista y sobre todo como persona en permanentemente cambio.

La psicomotricidad no es la "gimnasia de los niños pequeños", es mucho más que es eso, es algo global, cuerpo y mente unidos, una sincronización  "perfecta", o al menos lo más perfecta posible.
La teoría de Piaget afirma que la inteligencia se construye a través de lo motórico y por eso la psicomotricidad es importante, porque los seres humanos nos movemos, pero tenemos que aprender tantas cosas... no nos engañemos, somos muy torpes, pues no en vano somos el único animal que no se desplaza solo nada más nacer.
Para saber enseñar a los niños y niñas de nuestra clase primero tenemos que educarnos nosotros en la psicomotricidad y ser nosotros mismos los alumnos, ponernos los calcetines antideslizantes y lanzarnos al aula, a vivir la clase, como uno más, dispuestos a hacer todo lo que nos indiquen, con el firme propósito de que "no se puede decir NO" que somos capaces de hacerlo aunque no nos lo creamos desde el principio.
Mañana pues yo seré alumna de un gran psicomotricista como lo es Javier Mendiara, quien ya fue profesor mio cuando era estudiante de la universidad de Huesca, y que ahora, casi 10 años más tarde vuelve a ser mi profesor, esta vez en un curso para maestros.
Mañana veremos como estructura una práctica, campo que se le da inmejorablemente la verdad, podremos ver seguramente un circuito de acción y aventura, nos transportaremos a un espacio desconocido, intrigante, emocionante... saltaremos, correremos, nos deslizaremos, y quien sabe cuantas cosas más que nos hará hacer el profesor.
Volveré a ser alumna, niña en una clase, con expectativas, dispuesta a emocionarme y a disfrutar con todas las cosas que sucedan durante esas dos horas. Tendré los ojos bien abiertos, y pondré mis cinco sentidos (y mis calcetines antideslizantes) entregados para la clase.
Mañana os cuento...



sábado, 15 de enero de 2011

Vida, trabajo y color.

De nuevo es sábado, no lo parece pero lo es. 
Cuando hace cinco días comenzó la semana el sábado estaba lejos, lejísimos, faltaba toda una larga semana por delante y ¡plof! ha llegado, como por arte de magia.
La semana en el aula ha sido muy intensa. Estaban todos muy activos, querían más y más y los cambios de actividad han sido constantes, al igual que las interrupciones para contar algo sobre las vacaciones, preguntar, ir al baño, volver a preguntar, contar alguna anécdota o algún secretillo que ya no lo es...
Ha sido una gran semana sin duda. La maquinaria de nuevo está en marcha y todo por el momento funciona según lo previsto.
Este trimestre es muy largo, y por eso me planifiqué hacer millones de cosas, las cuales de momento ya no las estoy cumpliendo. Es así, que le voy a  hacer, yo quería trabajar el universo y los castillos pero encontramos en una maleta de libros, un libro de recetas de cocina y parece que les ha gustado tanto que mis alumnos han decidido que quieren trabajar sobre alimentos.
Si uno se plantea una educación como algo cerrado, rígido y programado en exceso no hay espacio ni tiempo para la imaginación, creatividad y curiosidad de los alumnos, quienes al fin y al cabo son los receptores de nuestro trabajo. En cambio, si de vez en cuando nos olvidamos de la rigidez del horario y de cumplir a rajatabla la programación nos encontramos con maravillas como la ilusión por saber algo más.
La primera actividad sobre la comida fue con ese libro y la hicimos ayer. Infantil y Primaria formamos un solo grupo, y de ese grupo salieron equipos de trabajo mezclando las edades. Cada equipo eligió un continente y de ahí un país, una vez teníamos elegido el país el siguiente paso fue escoger una receta del libro y ¡a trabajar!.
Escribimos una postal, por un lado estaba la receta y por el otro lado había un dibujo relativo al país o a la receta, de este modo todos pudieron participar, supieran o no leer y escribir. Los chicos y las chicas de primaria estuvieron sensacionales, leyendo a los de infantil las recetas, explicándoles los alimentos y haciendo bromas sobre como sabrían los platos.
Fue increíble ver como trabajaban todos juntos, al principio hubo alguna cara larga, y algún problemilla con el color de la cartulina que nos iba a hacer de soporte de la postal, pero al final todo se solucionó y el trabajo fue espectacular.
En el mapamundi del pasillo pegamos las postales, cada una en la zona del país elegido y allí está, esperando silencioso a que otra nueva actividad lo empiece a llenar de vida, trabajo y color, lo cual, no es sino el fiel reflejo de la clase, que espera en silencio en este momento a que el lunes llegue y vuelva a traer con él la vida, el trabajo y el color que le dan los alumnos.

martes, 11 de enero de 2011

Resaca de Navidad


"Las vacaciones han sido muy largas, tremendas, algo enorme... ¡menos mal que se han acabado!"
Con esta frase me recibió ayer un alumno, así en frío, sin paños calientes ni rodeos, el caso es que el pobre niño estaba harto de no saber que hacer en casa. El resto de la clase, por supuesto, le dió la razón "Sí es verdad, sí, algún rato hasta no hacíamos nada, había tanto rato" replicó una compañera.
Contra todo pronóstico allí nadie habló de juguetes, ni de los Reyes Magos, ni de nada que tuviera relación, no sé, quizás, es porque mi cole, es un cole rural.
Mi cole es un C.R.A. (Colegio Rural Agrupado), y en concreto en mi localidad hay muy pocos niños en edad escolar, doce en concreto. Por eso se las saben todas, el pueblo es pequeño, hacen todos las mismas cosas y se las saben todas.
Ayer querían volver al cole, estaban nerviosos pero no por contarse entre ellos las Navidades (ya se las sabían) sino por contármelas a mí, pero algo rapidito y ale, a jugar, a trabajar y a volver a lo de todos los días.
Los gritos y las caritas de entusiasmo no fueron por volver a verse, sino por ver a las seños cuando llegamos al cole, y eso que todos han ido a ver el belén, han cantado villancicos, ha ido a sus casas y al ayuntamiento (importante dato) Papá Noel, el amigo invisible y los Reyes Magos (los tres), la familia que vive fuera ha venido a pasar las vacaciones, han ido al cine y a ver el guiñol, han jugado en la biblioteca, han visto las lucecitas de Navidad...
Puede que sea porque viven en un pueblo pequeño, puede que sean los niños, o puede, y me inclino a pensar en esto último que hoy en día los niños en general y mis alumnos en particular, estén tan saturados de todo lo que supone la Navidad que simplemente tengan una inmensa "resaca".

domingo, 9 de enero de 2011

Devorando segundos.

Las vacaciones han llegado a su fin... esto se acaba... en poco más de doce horas se volverán a abrir los colegios y sus aulas se llenarán de gritos, risas, palabras... 
Esos primeros segundos de reencuentro son mágicos, tanto para los protagonistas como para los maestros que desde la distancia observamos como nuestros alumnos interactuan entre sí al volver al cole después de las vacaciones, las cuales, no son unas vacaciones normales, son las de Navidad, y hay tantas cosas que contar...
Mañana, cuando las puertas de los coles se abran, muchos niños correrán con todas sus fuerzas a formar la fila, pero su entusiasmo no será por volver a clase (bueno quizás un poco sí), sino que será sobretodo por volver a ver sus amigos y amigas a los cuales hace casi una vida que no ven (el tiempo no es igual cuando eres un niño).
Las palabras se atropellaran unas con otras, se sucederán los relatos de como Papá Noel se comió el turrón y dejó a cambio un montón de regalitos debajo del árbol o de como los Reyes Magos entraron por la ventana, con los camellos y los pajes (maravillas de la física que quepan todos en un salón), para dejar otro montón de regalos para toda la familia; y eso si con suerte no llega a sus casas el Amigo Invisible... 
Si dejamos el consumismo aparte nos encontramos con cientos de reacciones simultáneas en cada niño y niña, sean receptor o emisor de los mensajes que forman sin saberlo un todo durante unos breves instantes.
Estos segundos que pasan como un meteorito son tan intensos que podrían llenar páginas y más páginas de libros sobre educación, pedagogía, psicología infantil... pero ni aún con un millón de todos estos libros se podría captar la esencia de estos maravillosos segundos de emoción contenida y por fin liberada.
Mañana pues será un gran día, un día de devorar segundos y llenarse de todo lo que contienen las maravillosas palabras y emociones que nos transmitan nuestros alumnos mientras comienza la clase.

viernes, 7 de enero de 2011

No es fácil.

Hace unos años realicé mis prácticas de magisterio en la República Dominicana y compartí con cuatro amigas tres meses de trabajo en sus aulas y muchos buenos momentos dentro y fuera de ellas. Fue una experiencia entrañable y aunque han pasado casi siete años sigo recordándola con cariño día a día, sobre todo cuando estoy en el aula.
Allí tenían muchos "chascarrillos" que continuamente nos decían las maestras cuando preguntábamos o cuando hacíamos las cosas (ya las hiciéramos bien o mal). Muchas veces nos hacían gracia y luego las repetíamos hasta la saciedad en múltiples momentos, pero no eramos conscientes de cuanta razón tenían.
Hoy en día suelo usar la frase "No es fácil" con bastante frecuencia y recuerdo cuando mi maestra me lo decía cariñosamente ante una adversidad en mis prácticas.
No es fácil ser maestra hoy en día, pero es lo que soy y estoy orgullosa de ello. 
El día a día se presenta como un reto ya que en un aula por muy programado que lleves todo nunca sabes lo que puede pasar. Cuando vas hacia las aulas no sabes seguro quien va a estar ahí para recibirte, darte un beso y un abrazo y muchas veces decirte lo guapa que has ido hoy al cole con ese peinado nuevo (que normalmente es una coleta, pero a tus alumnos les parece maravilloso).
No es fácil porque la sociedad así lo ha impuesto, porque los maestros ya no estamos tan bien vistos como antes, porque se habla sin saber, ya que quienes más protestan no han estado jamás en un aula pero creen saberlo todo y tener la verdad absoluta. 
No es fácil porque cada vez hay más exigencias y menos recursos, más problemas y menos ganas de solucionarlos, más dificultades y menos apoyos...
Menos mal que por lo menos aún hay gente que se toma esto en serio, y sabe que digan lo que digan estamos ahí día a día intentando hacer grandes personas que estén orgullosas de sí mismas y que recuerden con cariño a sus maestras y maestros cuando sean mayores. 
Las maestras y maestros de infantil somos algo más que un archivo de canciones y de juegos, a ratos somos mamás y a ratos la bruja mala de los cuentos, somos parte de los juegos aunque no nos sepamos las reglas y somos el espectador más entregado en las funciones de teatro. Leemos, cantamos, dibujamos, jugamos, consolamos, enseñamos, corremos, saltamos, y no nos engañemos, alguna vez regañamos... 
No es fácil ser maestra, pero por lo menos tenemos la mejor recompensa del mundo: ver en cada carita de nuestros alumnos una sonrisa capaz de alegrar el día más triste; somos espectadores privilegiados al ver como avanzan en su aprendizaje, emocionarnos con ellos cuando consiguen superar un obstáculo y sobre todo somos "la seño" para bien y para mal, sea fácil o no.





jueves, 6 de enero de 2011

Sensaciones

Hay palabras que se lleva el viento y hay palabras que el viento trae. 

En Aragón, nuestro cierzo característico trae muchas cosas, entre ellas palabras de sitios muy lejanos y muy cercanos, palabras amigas, grandes, raras, imprevistas, sabias, alegres, conmovedoras, perdidas, locas, musicales, brillantes, tristes, educativas, interminables, juguetonas, divertidas...

Cuando el viento sopla lo sientes en tu piel,  se mete dentro de ti y se queda contigo, acompañándote, acariciándote, susurrándote al oído esas palabras que muchas veces no las tienes en cuenta a la primera pero que cuando menos te lo esperas... ahí están, esperándote, pacientes, dispuestas a dar forma a tus pensamientos, a tus ideas, a tus sentimientos...

Ojala que cada "voladica de cierzo" sea un soplo lleno de vida que nos haga reflexionar sobre las cosas que diga, pero que también nos divierta y nos ayude en nuestra práctica docente o en nuestra vida diaria.

Si quieres, tu también puedes lanzar tus palabras al cierzo y ya se encargará él de que nos lleguen, porque aunque no lo notemos, siempre sopla y siempre hay "Voladicas de cierzo".